lunes, 26 de octubre de 2015

Testimonials: María



María vive en Barcelona. El pasado año cursó un Master en Globalización, Desarrollo y Cooperación en la UB. Al terminar los estudias, María quería irse al extranjero a realizar un voluntariado para ganar más experiencia en el terreno, poner en práctica sus conocimientos teóricos y aprender más sobre la realidad a la que se enfrentan día a día las asociaciones en un país emergente. Una compañera del máster le habló de SENAI y decidió contactarnos. María tenía experiencia como profesora de inglés y nuestro equipo le buscó la ONG que mejor encajaba con ella, la ayudó con todos los preparativos y estuvo pendiente en todo momento. Pero mejor que os cuente ella misma cómo vivió su mes en Indonesia
El 31 de julio del 2015 llegué a Indonesia para participar en un programa de voluntariado con una organización local que trabaja con niños de la calle. Llegué a Yogyakarta, concretamente a una zona rural a 30 minutos del centro llamada Kalasan llena de arrozales y árboles frutales donde se encuentra la ONG con la que colaboré. Estuve solo un mes con ellos pero el tiempo pasó volando. La ONG en la que estuve cooperando es una asociación sin ánimo de lucro que brinda atención integral a niños y adolescentes que viven en la calle en condiciones indignas. Mi tarea consistió en dar clases de castellano a los empleados de la oficina por las mañanas y clases de inglés a los niños por las tardes. 



La organización tenía acogidos a 17 niños de entre 7 y 18 años. Estos niños y adolescentes habían estado mendigando en las calles, mandados por sus padres. La situación de sus familias es tan precaria que los padres muchas veces mandan a sus hijos a pedir dinero en la calle en vez de al colegio. La organización con la que colaboré acoge a estos niños en su centro educativo y les cubre su manutención y sus estudios hasta secundaria, facilitándoles el acceso a la universidad a través de programas de becas. Pero la labor de acogida de niños no es fácil ya que los educadores sociales tienen que explicar a los padres los riesgos que corren sus hijos estando en la calle y lo perjudicial de la abstención escolar. Por eso muchas veces este proceso suele ser largo y puede tardar entre uno y dos años. Durante la semana, los niños comen y duermen en el centro y el fin de semana se van a casa de sus padres. De esta manera al ir al centro después del colegio los niños pueden hacer los deberes, estudiar y jugar con otros niños en lugar de mendigar por las calles.

Al principio fue un poco raro para mí ya que era la única extranjera de Kalasan pero en seguida me habitué y la gente de la ONG me  acogió con mucha calidez y cercanía y pude entablar una amistad con ellos. Con los niños también resultó muy fácil colaborar. En seguida se mostraron entusiastas y alegres y participaron en todas las actividades. Lo pasamos genial juntos y poco a poco los niños fueron cogiendo cada vez más confianza y hablaban mas inglés conmigo. Lo más gratificante fue ver cómo a pesar de que ellos tenían un nivel básico de inglés pudimos comunicarnos y pasarlo bien. Algunos mejoraron mucho su nivel de inglés en poco tiempo. Yo aprendí mucho de su cultura y sus costumbres. Mis últimos días allí los recuerdo con mucha nostalgia y me hubiese gustado quedarme más tiempo, pero tuve que volver a Barcelona por motivos laborales. 

Esta experiencia ha sido una de las más importantes de mi vida y una de las más maravillosas. Fue gracias al equipo de SENAI que pude ponerme en contacto con esta ONG y vivir esta experiencia. SENAI me puso en contacto con esta asociación que no solo trabaja de manera efectiva sino que se involucra con los niños de manera admirable. Su labor educativa y humanitaria me ha permitido creer en la importancia y eficacia de las ONGs. El equipo de SENAI también me buscó alojamiento a cinco minutos de la organización y en condiciones óptimas. Tengo que dar mis agradecimientos no solo a la organización con la que colaboré por su acogida y su cariño sino también al equipo de SENAI por haberme preparado y guiado en esta experiencia. Espero volver pronto a Indonesia y volver a contactar con SENAI y la asociación de Kalasan que ha depositado en mí la ilusión de seguir trabajando en la cooperación y en el mundo de las ONGs.

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