"Todo lo bueno en esta vida nace
de un salto al vacío"...
Con esta frase dejé España rumbo a
Indonesia. Siempre me había gustado viajar pero nunca había podido
salir de Europa y ahí estaba ese 27 de octubre, dirección Yakarta,
a la otra parte del mundo.
Siempre agradeceré a SENAI que me
dieran esta oportunidad y que hicieran tan fácil algo tan difícil
como es dejar todo para seguir tu instinto, y redirigir tu vida
hacía dónde siempre has querido.
Muchos creían que estaba loca,
dejé un trabajo (de lo mío), mi piso, mi coche y una vida cómoda
atrás por realizar unas prácticas. Económicamente no tenía
sentido, pero sabía que iba a ser la mejor inversión de mi vida. Y
lo ha sido.
En cuestión de días pasé de llevar
una vida rutinaria en un pequeño pueblo de la Mancha a vivir en una
ciudad de 20 millones de habitantes. De odiar las ciudades grandes a
amar las posibilidades que te ofrecen. De ver viejecitos "tomando
el fresco" en la plaza del pueblo a hacerme selfies con cientos
de indonesios con una sonrisa contagiosa. De ir a la oficina como una
obligación a disfrutar de mi trabajo y sentirme valorada. De pensar
que podría dar mucho más de mí a darlo de verdad. De desear que
llegará el fin de semana para dormir hasta tarde a levantarme con
energía a las 3 de la mañana para irme a visitar volcanes, playas
paradisíacas, templos budistas o hacer rafting en medio de la
jungla. De buscar la oferta de la semana en Mercadona a comer arroz
con la mano junto a 13 indonesios. De tratar con la misma gente
todos los días a conocer gente nueva y de todas las partes del
mundo. De volverme loca buscando aparcamiento a coleccionar
mascarillas en mi bolso por coger cada día cuatro "moto-taxis".
De sentir que quería ver mundo a realmente explorarlo. De vivir en
mi zona de confort a sorprenderme cada día.
Después de estos cinco meses sólo
puedo decir TERIMA KASIH. Gracias a todos los que han hecho que estos
meses hayan sido con diferencia los mejores y más enriquecedores de
mi vida. Pero sobre todo gracias SENAI por hacerlo posible, por
resolver todas mis dudas, por explicarme que aunque fuera temporada
de lluvias no tendría que ir en piragua a trabajar, por explicarme
que aunque sea un país musulmán puedo ir en vestido, por
aconsejarme dónde hacer la compra sin dejarme el presupuesto en el
intento, por aconsejarme los millones de sitios maravillosos qué
visitar, por buscarme un alojamiento donde sentirme como en casa, por
preocuparos por mí y por que me adaptará a un ambiente tan distinto
y nuevo para mí tan rápido, por ser tan salás. Gracias por
ser como sois y hacer lo que hacéis.
Gracias a ti Sara, por tu optimismo, tus batallitas sin fin, tus siempre contagiosas ganas de pasarlo bien y por tener la mente tan abierta a todo. Yakarta te echará de menos, y nosotras también